Streets of Rage 4: Anniversary Edition (2020 - 2021)
Por mucho que los beat’em up, uno de los géneros estrella de finales de los 80 y principios de los 90, naciera y creciera en los recreativos, nunca he tenido dudas de que su mejor representante por aquellos años fue un título exclusivo de consolas, “Streets of Rage 2”. Después de la fría acogida de la tercera entrega, Sega dejó sin nuevas entregas esta saga, pese a los reconocidos intentos de dar el salto a las 3D. Títulos que nunca terminaron de tomar forma pero que seguramente hubieran envejecido muy mal. Junto a la caída de los arcades, el género al completo también cayó en el olvido. En todos estos años fueron desarrolladores aficionados los que dieron amor a la saga con “Streets of Rage Remake”, que mejoraba y compilaba todas las entregas usando un versátil y personalizable motor para crear beat’em ups. Así pasaron los años, hasta que los responsables del remake de “Wonder Boy III: The Dragon's Trap” propusieron a Sega hacer lo propio con “Streets of Rage”, lo que terminó desembocando en esta secuela tardía que ha estas alturas ya no esperaba nadie. Por mi parte, me ilusioné mucho al principio con el anuncio, más aun después de haber disfrutado de “Sonic Mania”. Pero mi hype decayó después de ver que se había descartado el pixel art para darle un aspecto de juego flash baratujo. Da igual, al final el juego me ha encantado. Dejen paso al rey del yo contra el barrio.
Lo primero que tengo que decir es que “Streets of Rage 4” no reinventa el género. La mecánica es tan simple como antaño, esto sigue tratando de dar tortas. Con un botón saltas y con otro atacas. Podremos mover a nuestro personaje en todas direcciones en el área de escenario en el que estamos, y en el que avanzamos poco a poco conforme acabamos con oleadas de enemigos. De primeras, a casi a todos estos enemigos se les vence repitiendo rutinas de ataques, aquí que cada uno elija la que más le guste. Como buen beat’em up, el placer se encuentra en dar mamporros a todos los personajes que aparecen en pantalla. En fases avanzadas o elevando la dificultad, nos toparemos con distintos comportamientos de enemigos para los que tendremos que modificar nuestra estrategia machacona, aunque no demasiado. Para seguir con las cuestiones que no han cambiado mucho, el control es una leve evolución del visto en entregas anteriores.
Todo eso ya estaba y sabíamos que funcionaba hace décadas, pero que con unos cuantos retoques sigue enganchando como antaño. Por ejemplo, añadiendo el contador de combos, que aún no habían explotado por aquel entonces. Por lo que he notado, también ha eliminado casi por completo esos frustrantes momentos en los que los enemigos salen del área visible y no podemos atacarles. El sistema de ataques especiales también se ha pulido, y ahora permite recuperar la vida perdida si golpeamos enemigos sin recibir daño. Por su lado, los puntos, además de para conseguir vidas también nos posicionan en rankings mundiales, y acumulándolos desbloquearemos a los personajes clásicos. En general con estos y otros cambios han logrado perfeccionar la formula que tanto momentos de disfrute nos dieron antaño. Personalmente me ha sorprendido que tantos años después siga funcionando tan tan bien en “Streets of Rage 4”.
Un aspecto peliagudo con el que se encuentran estos juegos que rescatan géneros del pasado es su dificultad, y sistema de avance. En un género tan arcade como el beat’em up esto puede ser un problema incluso mayor. “Streets of Rage 4” lo resuelve con sus modos de juego principales. Por un lado, en el modo historia al comenzar cada fase tenemos un número de vidas fijo para completarla, y todos los intentos que necesitemos, con los que las nuevas generaciones de jugadores se encuentran con algo mucho más fácil y asumible. La dura realidad de los juegos que no grababan partida y había que pasárselos de una sentada la encontramos en el modo arcade, que es exactamente igual que antiguamente, empezamos con un número de vidas para pasarnos todo el juego de principio a fin. Cuando las perdamos hay que empezar de nuevo. Desde mi punto de vista el modo historia es una buena forma de empezar a jugar, y cogerle el tacto al juego. Habrá jugadores que se conforman con eso, pasarse el juego en una tarde y olvidarse de él. Creo que eso en un error. El juego se vuelve mucho más interesante cuando es jugado varias veces, cuando nos atrevemos a subir la dificultad en ese mismo modo historia, y luego pasamos al modo arcade. Es algo que ya ocurría con los anteriores “Streets of Rage”, en difícil el juego gana mucho, se llena la pantalla de enemigos y es un no parar de golpes. Además de transformarse en un reto que sacará lo mejor de nosotros, tendremos que jugar mejor. Con esta rejugabilidad es con la que realmente se descubre el disfrute que es “Streets of Rage 4”.
Aparte del modo historia y el arcade, el resto parecen muy poco trabajados, más como el relleno de rigor. Por cierto, existe la posibilidad de poner sonidos retro y los gráficos pixelados, pero por desgracia es simplemente es un modo gráfico que superpone un filtro y en realidad no está muy trabajado. Pero si alguien tenía más ganas de juego y notaba que faltaba contenido, luego llegó “Mr X Nightmare”. Este DLC, lejos de saber a poco, multiplica hasta el infinito la jugabilidad del título. Hasta el infinito, o hasta que te aburras de dar tortas. Además de transformar 3 enemigos del juego en personajes jugables, añade el potente modo survival. En él entramos en arena a modo de roguelike, en el que se nos reta a aguatar todo lo que podamos en una consecución de niveles cortitos y aleatorios, con elección de mejoras y modificadores para nuestro personaje después de cada nivel. Ahí encontraremos el contenido ya conocido, pero también nuevas armas, assets rescatados de los juegos antiguos, además de otras sorpresas. En este modo la tensión se va elevando a cada nivel, con frenéticos enfrentamientos que llenan la pantalla de enemigos, fuego, electricidad y golpes por todos lados. No quiero ni imaginar como será juntar a 4 jugadores en una de estas partidas.
Antes de acabar tengo que hacer mención a un aspecto tan emblemático en la saga como es su música. Esta vez no es solo obra de Yuzo Koshiro, el autor de aquellas míticas composiciones de la trilogía original. Pero igualmente la nueva banda sonora sigue teniendo tintes maquineros, y cuenta con sus grandes momentos, sin duda. Si bien tienen difícil convertirse en tan inolvidable, sí que han conseguido que termine pegando tortas mientras la tarareaba.
Para concluir, he de decir que he disfrutado de todo el juego en multijugador local y la experiencia no podía ser más satisfactoria. Ha tardado más de 20 años, y en comparación lo que antes hubiera sido un juego estrella ahora es un simple indie que rescata una vieja propuesta. Pero no tengo dudas de que esta es la secuela soñada. Dotemu, Lizardcube y Guard Crush Games han cumplido con el desafío de mantener la esencia de los anteriores juegos, máximos exponentes de un género que marcó una época, pero a la vez sentirse un título actual. Si ya para mí “Streets of Rage” era el rey del género, con esta cuarta entrega se afianza en ese puesto aún más.
Desarrollador: Dotemu, Lizardcube, Guard Crush Games Música: Olivier Deriviere, Yuzo Koshiro, Motohiro Kawashima, Yoko Shimomura
Francia | 2020 | Videojuego | Acción | Beat 'em up | Lucha | Multijugador local | Vista lateral | Scroll 2D | Gráficos 2D | Indie |