The Messenger (2018 - 2019)
En la actual situación con un mundillo indie inundado de nuevos juegos, “The Messenger” consiguió destacar presentándose como el típico juego de plataformas y acción que explota la nostalgia con gráficos y jugabilidad de 8-bits. Y eso es tal que así en sus primeras 4 o 5 horas, con acción muy directa, plataformas fáciles, un diseño de niveles no especialmente inspirado y gráficos, pues eso, como un juego de NES.
Pero después de varias horas de linealidad el juego desvela su verdadera identidad, “The Messenger” resulta ser un metroidvania encubierto. Un giro alucinante, no el único que nos depara la aventura de este mensajero. Porque el juego se va transformando, evolucionando paulatinamente, para sorprender al jugador a cada rato, volviéndose un juego cada vez más complejo.
Como decía, al principio la jugabilidad ofrece poco más que un plataformas 2D al uso. Por un lado, se puede saltar en el aire después de golpear a enemigos, proyectiles u objetos. Al poco de empezar se unirá un cable gancho que nos catapulta en el aire al enganchar enemigos o ciertos objetos. Aparte también podemos lanzar un número limitado de proyectiles, mecánica añadida que ya adelanto que no sirve realmente de mucho.
Todos estos movimientos los usaremos en unas pruebas de habilidad muy originales, pero por desgracia también muy fáciles. Él juego quiere que fluyamos por las pantallas, y por su sistemas de vida es muy fácil relajarse y avanzar a saco sin preocupaciones por jugar bien. Puede resultar placentero, pero hay muchos desafíos de habilidad que se pueden superar fácilmente recibiendo daño. Por lo que quien busque un desafío de verdad se verá defraudado. Eso sí, los enemigos derrotados reaparecen casi al instante con solo volver sobre nuestros pasos.
Más tarde será cuando aparezcan los aspectos de metroidvania. Tendremos que explorar de nuevo todo el juego para abrir nuevos caminos paulatinamente, y llegar a nuevas áreas. Aunque en esto también nos los pone bien fácil, ubicándonos con un mapa donde veremos los coleccionables que nos faltan y pistas de por donde avanzar.
Entonces también aparece la mecánica más interesante que es el salto entre dimensiones, o mejor dicho, tiempos. Con esto, cambiaremos los gráficos y música entre un juego de 8 o 16-bits, pero el escenario también cambiará ligeramente, con lo que hay que pensar como resolver los escenarios para avanzar. Lo bueno es que este salto es instantáneo, sin entorpecer al jugador para nada.
Se nota que el joven estudio responsable del juego debió aprender mucho durante su desarrollo porque en la expansión gratuita “Picnic Panic” vemos nuevos retos mejor refinados, aunque eso sí, se pierde el factor metroidvania.
Mención especial para las melodías chiptune, que son de esas que se te meten en la cabeza y te acompañan todo el día. Además, conservan el aura de antaño y a la vez se sienten modernas.
Y antes de terminar me falta uno de los puntos clave del juego. Al ser un juego de acción y plataformas 2D podían haberse conformado con un argumento simple. Pero no es así. La historia de “The Messenger” es muy interesante, con el aliciente de las notas de humor autoconsciente que lo impregnan todo. Eso ayuda a hacer ameno el juego, y a sumar nuevas sorpresas a las gráficas y jugables ya mencionadas.
Desarrollador: Sabotage Studio Guión: Thierry Boulanger Música: Rainbowdragoneyes
Canadá | 2018 | 27 horas | Videojuego | Acción | Aventura | Metroidvania | Plataformas de acción | Plataformas | Vista lateral | Scroll 2D | Gráficos 2D | Pixel art | Indie |