DmC: Devil May Cry - Definitive Edition (2013)

DmC: Devil May Cry - Definitive Edition (2013)

Después de una cuarta entrega recibida de una forma tibia, Capcom decide encargar su nuevo “Devil May Cry” a un estudio europeo, más en concreto a Ninja Theory. Los ingleses preparan para la ocasión lo que en apariencia es una precuela de la serie, con unos jóvenes Dante y Vergil. Aunque queda claro que, aunque sea una historia protagonizada por ellos, estamos en realidad ante un reinicio de la serie. Con esa libertad, el argumento se decanta por seguir alguna señas de identidad de la serie, como los enfrentamientos entre ángeles y demonios, o la chulería de su protagonista, y mezclarla con un argumento acorde al nuevo Dante, con ideales de juventud, como la rebeldía que se traduce en una cruzada por la libertad, enfrentándose a políticos y medios de comunicación tradicionales. Sin ser extraordinario, al menos me parece un guion más currado que en entregas anteriores, con pocos personajes, pero poniendo peso en el carisma de todos, incluidos los villanos. Por cierto, el guion cuenta con la supervisión del célebre escritor y cineasta Alex Garland.

La estética de la saga también sufre una reinvención. Sin abandonarla completamente, “DmC” cambia la ambientación gótica, por otra más urbana e industrial. Además, la mayoría del juego se desarrolla en el limbo, que es una dimensión paralela al mundo real. Allí, a los escenarios ya de por sí barrocos y sobrecargados, se les aplican unos efectos a nuestro paso. Y rompiendo completamente con esto, existen un par de niveles en los que vivimos una pesadilla onírico digitales que dan mucha variedad y que casan con el tono joven que transmite el prota.

Si la idea de Capcom era dar nuevos aires a una serie bastante estancada en lo jugable, de primeras lo que encontramos es más de lo mismo. A los mandos, “DmC” es muy fiel a lo que conocíamos, encontrando un control similar, los mismos elementos de juego, la misma progresión del personaje y sus armas… Es que incluso el balance entre exploración, combates y escenas de historia es prácticamente el mismo. El juego da incluso un paso atrás con respecto a lo anterior, presentando escenarios nuevos en cada uno de los 20 capítulos que lo forman, y un avance lineal en casi todos ellos.

En combate, todo parece más de lo mismo, con un control más de satisfactorio. Aquí hay que resaltar el buen trabajo que se ha hecho para simplificar y aligerar la realización de combos, y que permitan muchas acciones pero fáciles de recordar. Y al poco de comenzar, ya hacen acto de aparición las grandes novedades jugables y mecánicas estrella de esta entrega. Los gatillos izquierdo y derecho tienen la funcionalidad de activar los estados angelical y demoníaco respectivamente. Mantenerlo presionado nos activará el arma que tengamos asignada en cada estado. Armas que se sienten distintas, con sus propios timings, y puntos fuertes y débiles para cada enemigo. A partir de ahí, el juego prepara cada situación para que requiera que cambiemos de estado, y obligarnos a usar todas las armas.

Pero no solo eso, dependiendo del estado también tendremos la posibilidad de usar una maniobra que tira de los objetos y enemigos hacía nosotros en el demoníaco, o impulsa a nuestro personaje hacia ellos en el estado angelical. Ese tirón y empuje también formará parte de las zonas de plataformas en las que tendremos que ir cambiando continuamente entre ellos mientras nos desplazamos entre salientes. Para completar la variedad, hasta en los jefes habrá que usar estas dos habilidades. Me ha parecido algo muy original que en ocasiones sirve para enmascarar lo que podrían haber sido quick time events.

En cuanto a dificultad, este “DmC” peca de fácil. Incluso diría de muy muy fácil. Si en otras ocasiones la excusa es que el jugador tiene la posibilidad de elegir un nivel de dificultad mayor, aquí nada más empezar vemos el habitual panel en el que elegir la dificultad de la aventura. En el se nos aconseja elegir el más alto entre los desbloqueados al comienzo. Pero es que además se puede activar una casilla para activar el modo difícil. En definitiva, muy confuso. Ya no solo es que los combates sean bastante fáciles y nos permitan machacar a los rivales con las combinaciones más simples, es que los respawns son constantes y además nos rellenan la salud. Las típicas pruebas de habilidad que encontraremos también son extremadamente fáciles. Personalmente me ha sorprendido que casi todas ellas las he conseguido completar al primer intento, cuando el anterior juego eran un verdadero desafío. Sumado a todo esto, el título ha encontrado una curiosa solución al problema con la cámara en combates que tradicionalmente han sufrido los juegos de este género, y en concreto de esta saga. El caso es que me da la impresión de que los enemigos fuera de nuestro rango de visión no nos atacan, por lo que el enfrentamiento con varios enemigos se vuelve más fácil si evitamos ver a algunos de ellos.

Esta “Definitive Edition” que he jugado además incluye el DLC “La Caída de Vergil” que fue lanzado solo unos meses después. En él pasamos a controlar a Vergil en lugar de a Dante, y lo que encontramos son 6 nuevos episodios que son más de lo mismo, pero aún menos trabajado. Por ejemplo, el argumento es una simple excusa, y la historia se narra a través de escenas animadas muy baratas, practicante bocetos con un movimiento simple. Los escenarios son muy genéricos y repetitivos, por no decir que reutilizan mucho del juego principal. Por lo menos Vergil cuenta con sus propios movimientos y armas que lo hacen suficientemente distinto. También encontraremos un par de enemigos nuevos que requerirán de nuevas estrategias. Aún así, ya digo, un DLC bastante flojo y olvidable.

En conclusión, este reboot de Ninja Theory no puede negar que ha tomado prestado elementos de otros hack and slash de la época para intentar reconquistar el trono de un género que la saga una vez ostentó. Me refiero a ese cambio de estado angelical y demoníaco tan parecido al luminoso y oscuro de “Castlevania: Lords of Shadow”. El resultado es un juego muy disfrutable, como son siempre los juegos de Dante, con misiones cortitas y suficientemente variadas, incluso con momentos originales y deslumbrantes como la fase de la discoteca. Desde mi punto de vista, este título mejora a la cuarta entrega, pero siento decir que para optar al trono se necesita mucho más. “DmC” queda algo escaso e insustancial. Echo en falta más mecánicas nuevas, más puzzles, y escenarios más complejos, y por supuesto, más desafíos. Como revitalizador de la franquicia, el intento fue claramente anecdótico, ya no digamos en comparación con reinvenciones de franquicias posteriores, como “God of War”.

Desarrollador: Ninja Theory Guión: Tameem Antoniades, Alex Garland Música: Combichrist, Noisia Intérpretes: Tim Phillipps, David de Lautour, Sage Mears, Louis Herthum, Robin Riker, Lou Beatty Jr., Race Davies, Richard Ridings, Rebecca Blackstone, Susan Bull, Eric Loren, Lewis Macleod, Kerry Shale, Marc Silk, Glenn Wrage, Jo Wyatt

Reino UnidoReino Unido | 2013 | Videojuego | Acción | Aventura | Hack and slash | Vista en tercera persona trasera | Gráficos 3D | AAA |