Sonic Mania Plus (2017 - 2018)
A comienzos de los 90, Sega era una exitosa compañía de juegos arcades que quería dar un empujón a su recién estrenado sistema domestico de 16 bits creando una mascota. Así nace Sonic, que debe su éxito, más que a aspectos jugables, a su estilo, a ese espíritu adolescente agresivo y cool de la Sega de los noventa, en contraposición al puritanismo Nintendero. El carisma de la mascota de Sega le labró a la compañía una legión de seguidores, que disfrutaban de la jugabilidad directa.. y la velocidad. Tras varias entregas más, adaptaciones a 8 bits, incursiones en otros géneros, a Sega se le atragantó el paso a la moda de las 3d y se saltó una generación de consolas para hacer volver triunfante a su mascota con los “Sonic Adventure”.
Pero a principios de los 2000 todo se nos volvió pesadilla a los segueros. Sega dejaba el negocio de las consolas para convertirse en thirdparty, y de ese modo Sega dejaba de ser Sega. Y el personaje de videojuego que más ha sufrido en ese tiempo ha sido Sonic. Porque hay que recordar que Sonic le sirvió a Sega como juego franquicia, fue su imagen de marca ante los jóvenes jugadores de los 90. Sega es Sonic, y Sonic es Sega. El declive de la compañía sumió a su emblemático erizo azul en una época decadente, de mayor duración que su época de esplendor. Tras patéticas apuestas 3d como el juego de 2006, Sonic lo ha intentado de todas las formas posibles, volviendo a las 2d, mezclando generaciones y un largo etcétera. Ha sobrevivido a su manera solo gracias al carisma que extrañamente aún conserva entre los más jóvenes.
Es hora de volver a los orígenes, a los de verdad, con un grupo de programadores fans confesos del personaje y sus tiempos de gloria. Christian Whitehead y Simon Thomley, que durante años se han esforzado por mantenerlo vivo en las 2 dimensiones desde el bando amateur, no desaprovechan una propuesta de la industria de la que no recuerdo precedente. En contraposición a los juegos de la última década y los estudios que se han hecho cargo de ellos, los nuevos responsables llegan con ideas frescas, sin miedo a aplicarlas, con amor al personaje, ganas de revivirlo y las herramientas para hacerlo. El juego transmite ilusión, la que habíamos olvidado hace años. El resultado es una celebración de la época dorada de Sega y Sonic.
Advertencia a los segueros de toda la vida: el juego puede provocar unos severos ataques de nostalgia. Porque en realidad “Sonic Mania” es un chute de nostalgia, desde el comienzo, desde Green Hill. Tomando fases de aquí y de allá, conservando la estética, la música, hasta la resolución de pantalla, y añadiendo contenido nuevo, remezclado, y empeñado en no parar de sorprender. El resultado es el requete final remix de Sonic, lo que podía haber sido un verdadero Sonic 4 a mediados de los 90, conservando los fundamentos, las sensaciones, la velocidad, la inercia y el control tan preciso como antaño, unas características maltratadas en los últimos tiempos, pero que, como vemos aquí, era todo un logro y la clave para que la propuesta jugable siga siendo atractiva 25 años después. Está claro que estas ideas jugables tienen sus límites, los propios de la franquicia. Sonic es Sonic, y esto es lo más que puede dar de sí un juego suyo. Por eso puede que sea un título para ser disfrutado intensamente solo por jugadores como yo. Ojalá, de verdad, que todas las grandes de la industria aprendan algo de “Sonic Mania”, y que en el futuro todos los homenajes a los videojuegos de antaño sean como este.
Desarrollador: Headcannon, PagodaWest Games Música: Tee Lopes
Estados Unidos | 2017 | 46 horas | Videojuego | Acción | Plataformas | Vista lateral | Scroll 2D | Gráficos 2D | Pixel art | Indie |