Demon's Crest (1994)
Un olvidado proto-metroidvania al que le faltó poco para ser inmortal
Un olvidado proto-metroidvania al que le faltó poco para ser inmortal
Sega alcanzó su madurez completa en la conducción arcade
La experiencia Tetris
Un hack and slash con mucho ritmo
Sellando el arquetipo definitivo de lo que se conocería como un run and gun
La estrategia en tiempo real según Nintendo
La madurez del género
Un extra de dificultad
Con Nero o con Dante, eliminar demonios es tan gozoso como siempre
El primer juego de conducción “de verdad”
Ese mágico placer de explorar
El auténtico “Dark Souls” de 8 bits
Toda una película de mafiosos japoneses
El techo de su formula clásica
Un centro comercial para nosotros solos, además repleto de zombies
Adentrarnos cada vez más profundo en un mundo desconocido
El beat-'em-up a imitar
Un juego no lineal pero conservando la simplicidad
Estilazo
La picadora de carne de demonio definitiva
Un sangriento gustazo para el hardcore gamer
Tremenda banda sonora
Un ancla en el pasado y un puente al futuro
Un Mario un poco impostor
Conservando sus señas de identidad
Reconectar el mundo
El pobre de Vincent
Una alternativa al JRPG clásico
Balance perfecto
Disfrutar y competir entre amigos
Un “Souls” en toda regla
El germen del boom indie
El Super Mario infinito
Viaje psicodélico total
No solo es el primer Zelda
Reinventar un clásico
Maestría con las armas
Desarrollo de juego innovador
Un juego del montón en el catálogo de los 16 bits
Revoltijo de géneros
Calentando el motor
Nuevas sensaciones
Cambio de enfoque
Dioramas llenos de recovecos y escondites
La auténtica heredera de Dante
Todo tiene un precio, no solo la muerte
Llevando lo jugable a lo emocional
Mario es de todos
El espionaje táctico crece hasta el mundo abierto
El miedo a lo desconocido
El hype por las nubes
Amenaza robótica
Las consolas de hoy ya no son de 16 bits
La aventura de Link sigue siendo lo mismo también para lo bueno
Queda en evidencia ante los verdaderos reyes de los plataformas 2D
Una vuelta al Hyrule más tradicional
Atrévete a rodar